Sin ojos que te esperen,
sin manos que te abran,
sin una voz que te llame…
eres puerta,
por bella que te muestres,
solo una puerta
cerrada.



“¿Qué es un beso?”
… y las yemas de mis dedos tientan
el aire húmedo que me rodea
para imaginar su boca
… y aletea un suspiro
… “¿Qué es un beso?”




Y cada noche,
para ahuyentar fantasmas
y dormir como un niño,
miro su fotografía.






La vida, inmensa pradera donde pace
nuestra insaciable condición…
La vida, escarpada ladera donde cae
el precipicio de la pasión…
La vida, mullido lecho donde yace
la última solución.




Nací para perseguir sueños
como el que caza mariposas,
con un alfiler y un tablero,
y contemplarlas hasta la eternidad.
Nací para aspirante a todo
y con meta en la nada.




No llega el amor a tu razón
para quedarse…
no puede pretender el árbol
apresar el viento
sin perder su follaje.





Ojalá supiera dejarte cada día
el permanente recuerdo
de una puesta de sol.







No te vistas de rojo,
no hace falta,
cuando la luz se apague,
solo podré verte con mis dedos
y amarte con mi piel.





Te estás haciendo tan grande,
que siento más cerca los recuerdos
que los abrazos;
tan grande, tan grande,
que ya me queda lejos
el roce de tus manos.




Se cubre el sendero de huellas
entre luciérnagas blancas.
Quise escribir tu nombre
y se me perdió la palabra.
Tal vez en el barro de mañana
alguien pueda encontrarla.




El girasol anda perdido,
el girasol no encuentra…
sus pétalos palpan el aire,
su tallo se retuerce y se atormenta,
su corola declina en la noche
y solo mira la tierra…
El girasol anda perdido,
el girasol ya no encuentra…


Aunque el rosal tras las rejas
permanezca,
las rosas
se abren en libertad.
Poco importan las cadenas
cuando se trata de pensar.




No, la poesía no es triste,
lo parece.
La poesía es esa amiga
que te escucha,
que te entiende
y te hace ver el cielo de la noche …
No, la poesía no es triste,
sólo comparte tu soledad.


La húmeda niebla desdibuja
la cumbre
y por sus faldas resbala.
El sol inventa colores
y dibuja fantasmas.
Tañe el viento las ramas
y arranca
del pentagrama las notas
ya secas.
Invisibles dedos
van rozando el cristal
y pequeñas olas se levantan.
Las alas, decididas,
graznan rumbo al sur,
camino de la esperanza,
y rompen, por un momento,
la frágil calma.
Y entonces pienso en ti,
y quiero volver a casa.


Tuve que aprender a remar,
inventarme valiente
para contar estrellas.
Casi naufragué
entre tormentas inesperadas,
pero supe llegar a puerto
y dejar, de algún vaso
en la calma,
mi rabia sazonada.
Y pude regresar
a retomar mi tarea
de respirar cada mañana,
pero al caer la tarde
siempre la mirada
buscaba en mis manos,
llenas de callos
y vacías de palabras,
la sal del camino
que de mis redes siempre escapaba.


Frágil sentimiento el que pierde sus pétalos
con el soplo del viento,
pero cuánta belleza puede contener.
Y tú, tenaz mariposa de enérgico vuelo,
vienes y vas sin cuidarte
de su endeble blancura.
Siempre la misma historia,
siempre esperando un después.


Al abrir el buzón, silencio…
tu voz recordada y no presente.
Sólo la soledad me escribe cartas.
La distancia es sorda,
la atraviesa la esperanza.
Al abrir el buzón, silencio…
tal vez mañana…
tal vez mañana…


Te mimetizas al uso,
imitas tendencias,
posturas…
adoptas pensamientos,
corrientes…
abrazas comunes sentimientos,
gastados por sabidos…
simulas ser feliz
entre entes que se clonan…
e ignoras que tú existes
porque yo te busco,
porque, día a día, te invento.


No golpees con tus enormes olas en mi frágil costa,
ni destruyas mi diminuto faro con tus fieros huracanes,
ni cubras de granizo mis huecos sembrados otoñales,
ni con muros de nieve cierres mis estrechos caminos,
no me lances tus indómitos rayos asesinos,
ni quemes mis mudos poemas en tus áridas hogueras…
Tan sólo dije “te quiero”, no te pedí que me quisieras.


Quiero escribir tu nombre entre renglones pautados,
con buena letra, mano firme, sin titubeos ni errores,
y mojando la volátil pluma en la tinta transparente
de tu esencia de mujer,
y leerlo cada día, cuando el sol apenas despunte,
lentamente, voz potente,
paladeando cada sílaba como una gota de miel.



Cuando la noche me atrapa
y la única luz es el rayo de un recuerdo
y ni la luna pasea su traje de novia despechada,
cuando nada parece ser y sólo nada atesoro
y ni un átomo de aire se transforma en viento
y ninguna fuerza obliga a la tierra a girar hacia mañana,
cuando la esperanza huye por los rincones
hasta ser aplastada como cucaracha peregrina
y mi sueño solitario es vagar por el éter cual vulgar fantasma,
de la papelera quiero rescatar aquellas palabras arrugadas
yacentes en su fondo como una piedra en el agua.


Amanece y no hubo noche.
Tú, yo y el tiempo en un suspiro.
Los relojes se deslizaron entre nubes indolentes
y gritaron las golondrinas la llegada de la luz…
Tú en mi puerta.
Luego llegó el día
y las saetas se calmaron deteniendo el camino.
Amanece y no quiero dormir,
los sueños nunca se repiten.


No hay límites,
no sirven,
más allá del horizonte
hay horizonte
hasta tornar a ti,
todo es infinito e inabarcable,
pues de ti parto y a ti regreso,
y a cada paso pienso en volver.
No hay límites,
la única frontera
la marca el tiempo.


Je suis une fleur qui se nourrit votre lumière…
No entiendo de distancias,
ni sé del paso del tiempo,
no pregunto dónde reposan tus besos,
ni qué cofre guarda la piedad de tus miradas,
sólo adivino que tu existencia lo abarca todo
y que yo poseo el libro de tus recuerdos…
Je suis un oiseau survolant votre ciel.


Eres aire,
penetras en mí como algo necesario.
Eres agua,
calmas gota a gota mi insaciable sed.
Eres sueño,
en ti reposo y en ti me recupero.
Eres sol,
tu calor me llena y tu luz me conduce.
¿Es esto amor?... no sabría decirlo,
sólo sé que te necesito.


Los ojos encerrar no pueden
la extensión que nos estremece,
ni definir las palabras la ansiedad
de todo lo que se calla;
no estamos preparados para la sencillez,
ni hay escuelas donde se enseñe
el esplendor de la inocencia.



Siempre seré ventana abierta,
a pesar del frío de la calle,
puerta sin cerrojo y mesa dispuesta,
nada tengo que me puedas robar.
Siempre seré en leño que arde
en el hogar de la noche,
cama caliente y baño preparado,
y el abrigo que te arrope,
pues te apropiaste de mi voluntad.

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