ASUNTOS DE LOS SUEÑOS: Llueve, de Lily Roses.




¡Ah! Me ha escrito: “Hoy me quedaré en casa, llueve” ¿Qué le digo? Pensemos, pensemos con coherencia. Yo no tengo de eso. Es necesaria una segunda opinión. “Ana... me ha hablado, que hoy no sale, que llueve... ¿Qué le digo?”

Oh, vaya... podría darme un extremface – palm, que si no sabes lo que es, es algo así como, con mano bien abierta, darte en toda la cara y con todas tus fuerzas mientras con mucha convicción, pones los ojos en blanco.

Y para entender la necesidad de darme a mano abierta, desglosemos el sino de la cuestión.

“Hoy me quedaré en casa, llueve”.

Yo que soy muy de darle vueltas, empiezo a pensar: Quizá quiera estar solo, nos hemos visto mucho esta semana. ¿Le habré agobiado? ¿Estará bien? Y mi parte favorita, ¿Y si no le gusto? No, no, a ver. Yo soy dramática por naturaleza. Pero no soy la única. Invito a quien nunca haya visto en su momento más paranoico dragones en España a que lance la primera piedra.

“Pero... ¿Llueve?” Ana sabe reducir las cuestiones a su mínima expresión (cuando no se tratan de ella, claro). “Sí, sí llueve”.

Sigamos con el análisis. Quizá sea una metáfora, quizá este triste o alicaído. ¿No? O quizá esté marcando distancias. Los días de lluvia, no se queda.

Ana insiste “¿Pero... habíais quedado?” Ella es muy de preguntar para poder entender bien la situación. “En realidad, no”.

¿Quién sabe? Quizá sea esa su forma de hacer que quede claro que él no quiere quedar hoy. ¡Oh, mierda! Ha vuelto a escribirme. Un “jajaja” porque él es muy de “jajaja” y yo muy de “ahahaha”. Han pasado 3 minutos entre la primera y segunda frase.

“Ana... mierda... que qué le digo”.

No os creáis que me olvido del análisis sobre la lluvia, pero ahora me es más importante pensar en que me ha escrito sin que yo le contestase, tres minutos más tarde.

“No sé, no hace falta que le digas nada importante”. A veces siento que pierdo el tiempo con ella, en serio.

Dos minutos y recibo otro mensaje de él. ¡Qué estrés! “¿Y tú qué vas a hacer?”.

Ooooh, pero qué mono. Se preocupa por mí. Le mando a Ana iconos con ojos de corazón y el monito tapándose los ojos. Yo soy muy de iconos, pero él no...

“Hoy me quedaré en casa, llueve”.

Y sí... ¿Es una invitación encubierta a que me pase por su casa? Otra cosa que también soy es algo bipolar. Y quien quiera puede quitarle el algo, en realidad, sobra.

¡Ya sé que escribirle!

“Qué lástima... -carita de pena-, ahahaha”

Wooooooow, espera. Sonaba bien antes de enviarlo. Ahora no solo parezco la princesita purpurina que se pone triste cuando llueve, sino que, además, le he metido unas risas de esas de coletilla que no tienen sentido.

“Bueno, siempre puedes pasar una tarde de peli y manta”.

Él siempre tarda en responder, menos hoy, así que puedo seguir dándole vueltas.

“¡¡Sí!!”.

¿Y eso es todo? Ah, no... espera... sigue con otro “jajaja”.

“¿Y tú qué vas a hacer?”

¿Qué qué voy a hacer? Mi peor chándal, con recosidos y vueltos a coser, mi sudadera descolorida de “Universitá di Roma” con más pelusas que tela. Un pack de cervezasAmstel, que el señorito es especial, “La vida de Bryan” y un par de “gomitas” en el bolsillo del culo.

“Ana... me voy a darle una sorpresa a su casa ¿No estoy loca?”

“Sí, un poco, sí”

Un poco dice...

Visitas recibidas por este artículo hasta el 3 de julio 2021:
1.778

Comentarios

Entradas populares de este blog

NUESTRAS PUBLICACIONES: Carpe Diem, de Antonio Cruzans Gonzalvo, Ancrugon

ÉRASE UNA VEZ: Dejar a Matilde, de Alberto Moravia, por Melquíades Walker

Wordsmithing / Palabreando: Season’s Greetings! Happy holidays! Merry Christmas!, por Clare Treleaven.