NOVEDADES LITERARIAS: Mayo 2017, por Marina Gómez Patricio

 


LA FERIA DEL LIBRO

(Fuente: www.diadellibro.eu)



La celebración del día del libro se remonta a principios del siglo XX. La historia del libro se hace festiva y surgen actividades literarias en toda España.  El día 23 de abril se celebra en todo el mundo, el día del libro internacional.

El Origen del día del libro se remonta a 1926. El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural.

La idea original de la celebración del Día del Libro partió de Cataluña, del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926. El 7 de Octubre de 1926 fue el primer Día del Libro, poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro, donde este día coincide con Sant Jordi - San Jorge, patrón de Alemania, Aragón, Bulgaria, Cataluña, Etiopía, Georgia, Grecia, Inglaterra, Líbano, Lituania, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y México. Es tradicional regalar una rosa al concluir una lectura, evento o pregón y que los enamorados y personas queridas se intercambien una rosa y un libro.

En 1995 el día del libro se convierte en una FIESTA MUNDIAL. El Día del Libro fue propuesto por la Unión Internacional de Editores (UTE), y presentado por el gobierno español a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 1995, se aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor".

Si deseas sentir la tradición de la Fiesta del Día del Libro, iniciada en 1926, puedes iniciar tu paseo por la Rambla de Catalunya de Barcelona, miles de comercial-paradas de libreros y floristas envuelven la ciudad de cultura a través de los libros, puedes demostrar y sentir el amor de personas queridas cuando recibes o regalas una rosa, también se reúnen las asociaciones, instituciones, bibliotecas, escritores de todo el mundo firmando sus obras, ilustradores, medios de comunicación,... te acompañan por las calles de la ciudad.

Existen miles de lugares de interés en más de 100 países para celebrar el Día Internacional del Libro y los Derechos de Autor. Por ejemplo, en Madrid realizan más de 600 actos el 23 de abril, preámbulo de la Feria del Libro con 15 días de duración. Ciudad de México, Caracas, Bogotá, Santiago, Valencia, La Victoria, Buenos Aires, Maracaibo, Barquisimeto, Quito, Managua, Maracay, New York, Los Ángeles, Medellín, Ciudad de Guatemala, Valparaiso, muchas ciudades Europeas, Americanas, Asiáticas, Africanas, incluso en Vietnam se celebra a escala nacional..., celébralo en miles de localidades más de todo el mundo, encontrarás actos del Día del Libro para disfrutar de la fiesta mundial. ¡Infórmate en tu localidad!

NOVEDADES LITERARIAS


El huido que leyó su esquela, de Fernando Delgado

Tras haber sido acusado de asesinar al cacique que había violado a su mujer, a Carlos lo dieron por ahogado en una playa de la isla de Tenerife. En realidad, una vez muerto el cacique, Carlos había huido a París, donde adquirió una nueva identidad con el nombre de Ángel y donde conoció a Erica, con quien formó una nueva familia y se instalaron en Berna. A pesar de ello siguió viviendo el peso o el orgullo de la culpa y su obsesivo deseo de escapada hacia donde fuera. El día que recibió una carta dirigida a su verdadero nombre, todo el pasado que hubiera querido olvidar regresó a su vida y le llevó a tomar una trágica decisión. 

El huido que leyó su esquela completa la Trilogía del Ahogado, que integran otras dos novelas anteriores de Fernando Delgado: No estabas en el cielo (1996) e Isla sin mar (2002).


Fernando Delgado (isla de Tenerife, 1947) es autor de las novelas Tachero, premio Benito Pérez Armas 1973; Exterminio en Lastenia, premio Pérez Galdós 1979; Ciertas personas (1989); Háblame de ti (1993); La mirada del otro (Premio Planeta 1995, llevada al cine por Vicente Aranda); No estabas en el cielo (1996); Escrito por Luzbel (1998), para cuya escritura contó con una beca de creación literaria de la Fundación Juan March; Isla sin mar (2002) y De una vida a otra (2009). Su poesía se contiene en Proceso de adivinaciones (1981), Autobiografía del hijo (1995), Presencias de ceniza (2001) y El pájaro escondido en un museo (2010).

Licenciado en Ciencias de la Información y periodista en prensa, radio y televisión, publicó también libros de artículos y ensayos como Cambio de tiempo (1994) y Parece mentira (2005). Obtuvo el premio Europa en Salerno en 1986, el Ondas Nacional de Televisión en 1995 por su tarea de difusión cultural en los telediarios de fi n de semana de TVE, la Antena de Oro de la Asociación de profesionales de radio y televisión ese mismo año y el premio Villa de Madrid de periodismo Mesonero Romanos en 2006. El gremio de bibliotecarios de la Comunidad Valenciana lo distinguió en 2010 como bibliotecario de honor.


Llamadme Alejandra, de Espido Freire

Como si fueran figuras de ajedrez, la familia Romanov se prepara en silencio para un nuevo traslado. Alejandra, la zarina, sueña con ver a sus cuatro hijas casadas. Tras la abdicación del zar, ya no tiene grandes pretensiones para su pequeño Alexis, más allá de una vida tranquila y alejada del mundo. Echa de menos a su amigo Rasputin, el hombre que más la comprendió después de su amado Nikki. En su última morada y sin más que hacer que esperar su liberación, Alejandra satisface la curiosidad de sus hijas por su pasado. De esa manera reconstruye una vida marcada por la desgracia; pero también plena de felicidad porque el amor que se profesaron ella y Nikki, y que transmitieron a sus hijos, fue el bastión que los mantuvo unidos y fuertes hasta su trágico final.


Espido Freire (Bilbao, 1974) debutó como escritora con Irlanda (1998), novela que recibió una espléndida acogida por la crítica y fue galardonada con el Premio Millepage, otorgado por los libreros franceses a la novela revelación extranjera. En 1999 apareció Donde siempre es octubre y seis meses más tarde se convertía en la ganadora más joven del Premio Planeta con su obra Melocotones helados (1999). Sus otras novelas son Diabulus in musica (2001), Nos espera la noche (2003) y Soria Moria (ganadora del Premio Ateneo de Sevilla 2007), La diosa del pubis azul (2005) y su última novela, La Flor del Norte (2011). Es autora, además, de colecciones de cuentos, una novela juvenil y un libro de poemas. La crítica la ha reconocido como una de las voces más interesantes de la narrativa española. En Ariel ha publicado los ensayos Mileuristas, La generación de las mil emociones, Primer amor, Los malos del cuento y Quería Volar.


El color de los ángeles, de Eva Díaz Pérez

Un día de enero de 1682 Bartolomé Esteban Murillo cae desde el andamio en el que pinta un cuadro. Obligado al reposo, se refugia en el recuerdo de su vida remontándose a su niñez y adolescencia en la aún poderosa Sevilla, ciudad que poco a poco entrará en su decadencia, asolada por las riadas del Guadalquivir o por epidemias como la de la peste en la que el pintor pierde a tres de sus hijos. Una Sevilla devota y lujuriosa, que se disfraza de la falsa alegoría de su glorioso pasado. 

Murillo, pintor de Inmaculadas, santos y milagros, también será el favorito de acaudalados mercaderes y aristócratas caprichosos. El mejor pintor de ángeles que se verá envuelto en un turbio asunto que descubre el lado lúbrico y secreto de una Sevilla contradictoria.


Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971) es autora de las novelas Adriático (Premio Málaga de Novela y Andalucía de la Crítica), El sonámbulo de Verdún, El club de la memoria (finalista del Premio Nadal 2008), Hijos del mediodía (Premio de Narrativa El Público de Canal Sur) y Memoria de cenizas (Premio Miguel de Unamuno). Ha publicado los ensayos La Andalucía del exilio; Sevilla, un retrato literario, o El polvo del camino, el libro maldito del Rocío. Es coautora de Salvador Távora, el sentimiento trágico de Andalucía y Semana Santa insólita, delirios y visiones heterodoxas. Colabora con los diarios ABC y El País, y las revistas Mercurio y Andalucía en la Historia. Ha recibido los premios periodísticos Unicaja, Francisco Valdés, Universidad de Sevilla, Ciudad de Málaga y Ciudad de Huelva.


Los besos en el pan, de Almudena Grandes

¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de una crisis que «amenazó con volverlo todo del revés y aún no lo ha conseguido»? Los besos en el pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, cómo transcurre la vida de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, pero también la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras un tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados… En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.


Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Desde entonces el aplauso de los lectores y de la crítica no ha dejado de acompañarla. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón y El corazón helado, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. En 2010 publicó Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz), primer título de la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que siguieron El lector de Julio Verne (2012) y Las tres bodas de Manolita (2014).


El fin de la historia, de Luis Sepúlveda

Juan Belmonte vive en el sur de Chile, frente al mar, llevando una vida sencilla y casi anónima, acompañado de algún amigo insobornable y de sus recuerdos de viejo guerrillero que ha trabajado también como agente y ha aceptado encargos de algunos de sus viejos mandos. Después de dar con las monedas de oro que evadieron unos nazis de la prisión de Spandau, Juan Belmonte recibe una llamada: debe localizar a los que quieren rescatar a un preso en el Chile de Bachelet. Se trata de un famoso torturador, descendiente de cosacos, que sabe mucho sobre quienes apoyaron la dictadura de Pinochet y lo protegieron durante este periodo. Pese a sus contactos, Juan Belmonte nunca se ha jugado tanto la piel. El fin de la Historia revalida a Luis Sepúlveda como un gran narrador, experto y ágil, capaz no sólo de trazar una peripecia pegada a la actualidad, sino de desplegar ante el lector sus conexiones históricas con la Revolución rusa y con el ejército de cosacos, que juraron un odio anticomunista feroz.


Luis Sepúlveda nació en Ovalle, Chile, en 1949. Ha recorrido desde muy joven casi todos los territorios posibles de la geografía y las utopías, y de esa vida inquieta y agitada ha sabido dar cuenta, como dotadísimo narrador de historias, en apasionantes relatos y novelas. De su obra cabe destacar los bestsellers Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar y Un viejo que leía novelas de amor. Otros títulos destacables en la trayectoria del autor son Mundo del fin del mundo, Nombre de torero, PatagoniaExpress, Desencuentros, Diario de un killer sentimental, seguido de Yacaré, La lámpara de Aladino, Historia de un perro llamado Leal y El fin de la Historia.


Recordarán tu nombre, de Lorenzo Silva

En esta novela, Lorenzo Silva narra en primera persona cómo descubrió uno de los momentos más heroicos y trágicos de la historia española, sorprendentemente olvidado por casi todos. Un suceso clave marcado por el antagonismo entre dos hombres. La historia de la sublevación militar en Barcelona el 19 de julio de 1936, del desafío del general Goded a la legalidad republicana y de la decisión del general Aranguren, el máximo responsable de la Guardia Civil, que optó por defender la democracia.

La negativa de Aranguren a colaborar con el alzamiento y su fidelidad a la República forman parte de nuestra historia, pero de una parte muy poco contada. Y el hecho de que este sea uno de nuestros episodios más desconocidos e incómodos lo convierte en uno de los mejores relatos que puede darnos la literatura sobre la guerra civil.

Esta es la historia de un héroe olvidado. Un hombre que fue capaz de anteponer la lealtad y su sentido del deber a las órdenes de quienes acabarían haciéndose con el poder.


Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), Noviembre sin violetas, La sustancia interior, El urinario, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), Niños feroces, Música para feos y la Trilogía de Getafe. En 2006 publicó junto a Luis Miguel Francisco Y al final, la guerra, un libro-reportaje sobre la intervención de las tropas españolas en Irak y en 2010 Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo). Además, es autor de la serie policíaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, iniciada con El lejano país de los estanques (Premio Ojo Crítico 1998) y a la que siguieron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella, Nadie vale más que otro, La reina sin espejo, La estrategia del agua, La marca del meridiano (Premio Planeta 2012) y Los cuerpos extraños.


Cuando llega la penumbra, de Jaume Cabré

Un niño miedoso que se rebela contra la tiranía de su maestro, un asesino que se confiesa ante su próxima víctima, un ladrón absorbido por el cuadro que acaba de robar, un escritor que amenaza a su editor con suicidarse, un anciano que pasea por los escenarios donde luchó durante la guerra… Todas ellas son historias que tocan la fibra, y que se entrelazan y se visitan las unas a las otras, siempre con dinamismo y energía y con un toque de humor y fantasía. Pocas veces un libro con tantos personajes que viven al margen de la ley, tantos malhechores y criminales, está tan lleno de vida. Jaume Cabré utiliza los recursos técnicos que lo han hecho célebre en toda Europa —sus saltos narrativos hacia adelante y hacia atrás, sus cambios de punto de vista— para escribir un conjunto de relatos trepidantes, donde no sobra ni una sola palabra, imbricados en una piña unitaria y rotunda. Son historias tocadas por la oscuridad y por la rabia, pero también por la ironía y por el juego.


Jaume Cabré (Barcelona, 1947) es un autor fundamental de la literatura contemporánea. Durante muchos años compaginó la literatura con la enseñanza y los guiones para cine y televisión. Su labor literaria está centrada en la novela y el relato, pero también ha publicado teatro y varios libros de reflexión sobre la escritura y la lectura. Su obra, con títulos como Fray Junoy o la agonía de los sonidos, Señoría, La sombra del eunuco, Las voces del Pamano o Yo confieso, ha sido traducida a más de veinticinco idiomas y ha conseguido un éxito arrollador en Alemania, Italia, Francia, Polonia y Holanda, convirtiéndolo en uno de los autores imprescindibles del panorama literario actual. Yo confieso, su obra más ampliamente premiada, le ha valido el reconocimiento unánime de la crítica. Toda su obra en castellano ha sido editada y recuperada por Destino.



EL CÓMIC CUMPLE 100 AÑOS

(Fuente: Universidad Complutense de Madrid)

Al hablar de los antecesores de la historieta, es inevitable nombrar a los antiguos egipcios, que representaban muchos de sus mitos en dibujos y jeroglíficos que realizaban sobre hojas de papiro, y también hacían murales en forma de tira, que incluían imagen y texto.

Otros ejemplos son las cristaleras, el tapiz de Bayeux, las bandas que rodean las columnas romanas conmemorativas (como la Trajana o la de Marco Aurelio), los retablos medievales (con los que, mediante imágenes, se explicaban al pueblo historias, crímenes y sucesos en general), los dibujos de las civilizaciones precolombinas (como los códices, pintados por los mayas y los aztecas) e incluso las primitivas pinturas rupestres.

A estos ejemplos citados se pueden agregar algunas obras pictóricas de Hyeronnimus Bosh, Brueghel o Goya, las cuales adquieren un carácter narrativo. Pero quizás los antecedentes más cercanos a las historietas sean las Aucas y Aleluyas, destinadas fundamentalmente a satisfacer las necesidades de instrucción de niños y adolescentes. Estas publicaciones, que comenzaron a editarse en Francia a partir de 1820, se caracterizaban por narrar pequeños cuentos y aventuras mediante ilustraciones, aunque, a diferencia de la historieta, los textos no se integraban orgánicamente dentro de los dibujos, sino que se adicionaban a modo de explicación complementaria al pie de los grabados. Sin embargo, la historia del cómic se relaciona más correctamente con la de la imprenta y la caricatura.

La historieta (que nace casi al mismo tiempo que el cine) pronto desarrollará su particular lenguaje icónico, y las primitivas viñetas, todas del mismo tamaño y con los textos al pie o tímidamente incluidos en el dibujo, serán sustituidas por viñetas de diferentes tamaños y situación y, sobre todo, evolucionarán rápidamente los modos y alcances de los textos. Estos se incluirán, casi desde el principio, en globos o bocadillos; su particular forma, así como el tamaño y dibujo de las letras, constituyen, por sí solos, todo un modo de expresión independiente.

El uso de onomatopeyas, escritas con grandes letras, ciertos símbolos ya universalmente aceptados (como una sierra cortando un tronco para indicar sueño o una bombilla que se enciende para explicar que el personaje ha tenido una idea) tienen un alcance comunicativo que difícilmente puede lograr otro medio de expresión. Inicialmente estas historietas tenían carácter cómico, de ahí el nombre: cómic-strip (tira cómica).

El cómic infantil tiene más de un siglo de historia. Fue en Estados Unidos, en 1896, donde se publicó el primer suplemento infantil con historietas en un periódico, aunque se atribuye al suizo Rodolfo Toepffer (1799-1846) la invención de la historieta ilustrada.

En nuestro país, en 1904 se publica En Patufet, tebeo en lengua catalana que alcanzó gran difusión. No obstante, el primer auténtico tebeo fue Dominguín, editado en Barcelona en 1915.

El decano de los semanarios españoles infantiles es el TBO, aparecido en Barcelona en 1917. Su fama fue tal que con el nombre de "tebeo" se conocen todas "las publicaciones infantiles cuyos temas se desarrollan en series de dibujos", tal como lo define la Real Academia de la Lengua. Hoy, con dudoso acierto, le llamamos también "cómic", vocablo inglés que ha pasado al castellano -también lo reconoce la Real Academia- y que, en un principio, se aplicó a las historietas cómicas, ampliándose después también a las de aventuras, ciencia-ficción y policíacas.


'TBO' 1917-2017: El humor en hilo de seda

(Fuente: El Mundo)

A mediados de la década de los 50, el TBO era la revista de humor más leída de su época y llegaba a tirar más de 350.000 ejemplares: por entonces, en pleno franquismo, estaba en la cúspide de su popularidad y gozaba del aprecio de todos los públicos -no sólo del infantil-. Tan grande fue la importancia del TBO, y tan ubicua su presencia, que incluso el diccionario de la Real Academia acabó aceptando la palabra «tebeo» para designar a las tiras gráficas, así como la expresión «estar más visto que el tebeo».

Hoy, en el año en el que se cumple el centenario de su nacimiento, el TBO es un recuerdo vago de un tiempo pasado, casi legendario, del cómic en España. Pero sin aquellos primeros números que aparecieron en la imprenta Suárez de Barcelona, en 1917, nada de lo que vino después habría sucedido de la misma forma: la editorial Bruguera, el humor corrosivo de La Codorniz, la obra completa de Francisco Ibáñez, cabeceras como El Papus o Hermano Lobo, y las tiras de Zipi y Zape.

El declive de la revista comenzó, lentamente, en la década de los 60, y a finales de los 80 acabó cerrando, después de varios cambios de dueños y una compra final por parte de Bruguera. Pero ésta, inmersa también en su propia crisis de aquellos años, fue incapaz de salvar al TBO. «En vez de modernizarse, el TBO no se movía de donde estaba. Aparecían ilustradores jóvenes, con ideas originales, pero eso no duró demasiado».

El TBO tuvo sus momentos broncos [«el estilo grotesco de Méndez Álvarez, destaca Guiral] y otros más surrealistas, como La Habichuela, un tira cómica que ideó Paco Mir. Marcó tanto una época que hoy, a los tebeos, les seguimos llamando tebeos, aunque mucha gente no sepa de dónde viene el nombre. Pero ya no hay motivo para desconocerlo: complementando el libro, que será la monografía definitiva sobre el TBO, la celebración del centenario se completará el próximo mes de mayo con una exposición gráfica en el Salón del Cómic de Barcelona.



El cómic en la actualidad

(Fuente: Revista GQ)

Hoy en día el cómic ha cambiado bastante, pero persisten los clásicos y que en lo particular considero que serán eternos un ejemplo de esto es Mafalda (Quino) que empezó con un gran éxito en Argentina y poco a poco su éxito se extendió con el paso del tiempo, que hasta la fecha sigue siendo un icono internacional.

Ahora ya no es tan común encontrar en los puestos de revistas comics, ahora se ha vuelto común otro tipo de comics, pero ya no se venden en los puestos de revistas se venden en tiendas exclusivas para estos artículos me refiero al anime.

Vivimos tiempos cruciales para el lenguaje del cómic, en pleno proceso de mutación hacia nuevas formas expresivas. Para empezar, la industria nunca había sido tan boyante: Marvel y DC se preparan para tener un año grande, con 'Capitán América: Guerra Civil' y 'Batman v Superman: El amanecer de la justicia' ofreciendo una promesa de complejidad (y, al menos en el primer caso, un taquillazo asegurado) a sus respectivos universos cinematográficos. Los canales de televisión, tanto los tradicionales como los otros, están copados de superhéroes, hasta el punto de que no podemos pasar más de un par de semanas sin que las webs de entretenimiento abran con una nueva noticia de cásting. Y cómo no iban a hacerlo: tenemos un calendario de estrenos cerrado hasta 2020.

En lo que respecta a su terreno de batalla primordial, el papel, los cómics de superhéroes serializados también están viviendo un momento dulce. Las ventas fueron incrementando exponencialmente hasta llegar a 2014, el mejor ejercicio para los tebeos desde los años 90. Más importante aún, su base de fans ha cambiado: el hecho de que el porcentaje de lectoras esté ahora cerca de la paridad significa que el feminismo ha hecho su aparición, tímida pero inequívoca, en la cultura de los cómics. Los grandes títulos mainstream han eliminado algunos vicios heredados en su plasmación de personajes femeninos y, sobre todo, han puesto cabeceras en manos de guionistas y dibujantes dispuestas a contar historias sobre mujeres reales, en lugar de estereotipos.

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