AÚN LA IMAGINO CON INTENSO ALBOROZO: Hasta en las rocas crecen flores, por Ancrugon
La mesa preparada y su mirada perdida entre la vajilla cercana e íntima ahogándose en la profundidad bermeja de la botella de vino.
Pasó otro minuto y luego otro, y otro… y cuando la luna rozó la última
silueta del horizonte, supo que seguiría solo una noche más.
Es serio, sin orgullo, distante, aunque amable y cariñoso, interesado sin llegar a la codicia, sólo quiere aquello que necesita, juguetón y nada cruel, silencioso, discreto y limpio, ¡ah!, y nunca miente… Lo tengo claro, para el próximo gobierno yo elijo a mi gato.
¿El
paraíso?... una gota de lluvia recorriendo lentamente tu piel.
Inocente
de mí, pensé que bastaba con amar para encontrar el camino despejado…
¿Entonces…?
Solo
pido tiempo para seguir amando…
Mi
vida comenzó cuando supe que tenía alas.
pero
si lo que deseas es la pureza, hazlo entre los niños.
Un
poco de tierra, una pizca de agua, la caricia del viento y el amor de la luz…
No
es necesario mucho más.
Siempre
que amanezca hay esperanza.
¿Qué
será ahora de los cuentos?...
en
tu ausencia todo está en calma,
espejo,
recuerdo, nada…
pero
cuando te acercas, las olas
arrasan muros y anegan playas…
y
el cielo desaparece
en el crisol de tu mirada.
Tan
sólo pido ser la mariposa que llene de colores tu razón.
No
sé si estaba soñando, lo seguro es que pensaba en ti.
ser
domado por tus manos,
obedecer
sólo a tu voz…
que tu cuerpo roce mi cuerpo,
tu calor mi calor.
Hoy
necesito un cuento antes de dormir.
desde
entonces, sólo digo tu nombre.
No
hay mejor maestro que el dolor.
Si hay una puerta, hay un mundo;
si
un camino, un lugar;
si
sombra, luz;
si
una mano, tú.
Juraste
que tu sombra jamás se alejaría.
Prometiste
que tu olor formaría parte de mi cuerpo.
Aseguraste
que tu piel sería mi único abrigo
y
que tu aliento competiría con el viento a peinar mi cabellera de sueños,
Me
mentiste… sí,
y ahora andas detrás del olvido.
El
universo se expande…
y
tú te alejas.
No
soy el centro de nada,
lo sé, tan sólo un punto,
pero
todas mis líneas convergen en ti
y
mis brazos no te alcanzan.
El
tiempo,
enemigo,
aleja el horizonte
y
hasta pensarte me cuesta…
Cuando te olvide, te inventaré.
Sin
tu existencia todo es espacio,
todo distancia.
Murallas inexpugnables y yo, con mi natural torpeza, convoco la magia de los recuerdos, y nada, ni una puerta, ni una roca, ni una grieta.
Qué
mudable es todo… lo que ayer sol, hoy tormenta…
De
frágil cristal mis armas se quiebran y una nube de cansancio empapa el
horizonte y los párpados pesan… pesan… pesan…
Si
pudiera oír tu voz…
Si
la tarde no fuera tan lenta…
Lo mejor de mi otoño, tu primavera.
Lo
mejor de mi frío, tu calor.
Lo
mejor de mi silencio, tu risa.
Lo
mejor de mi cansancio, tu ilusión.
Y
a mi prudencia opones tu osadía,
y
a mis recelos, tu compasión,
despejando
tu bondad mi amargura
y anulando tus caprichos mi razón.
La luna vino a saludarme esta noche a mi casa.
Yo
estaba dormido y me dejó sobre los labios un beso de plata...
Lo
sé porque aún permanecen fríos y en calma.
Sus
héroes no tienen alas, ni poderes mágicos, ni realizan milagros económicos…
pero se levantan cada mañana y hacen girar el mundo, ese que se alimenta de su
sudor, sus manos, su sangre…
La senda de los gigantes no atesora recuerdos, ni conserva huellas, ni guarda nombres, simplemente se desgasta de tantos tragos amargos, de tantos pasos anónimos.
de mi calle
florecen margaritas deshojadas
y rondan con su aroma
de la noche los galanes
a mejillas como rosas
y ojos tras los cristales,
con velo de visillos
y el ruego de que el tiempo
no se acabe.
Las ventanas siempre abiertas
para que nada escape,
y gorriones y niños
que se adueñan de la tarde,
mientras algunos corazones
laten,
laten
y laten,
más por lo que ha de llegar,
que por bombear sangre.
En los jardines verticales
de mi calle,
cuando la luna sale,
los claveles echan suspiros,
los geranios susurran secretos
y, en la sombra del jazmín,
se besan dos amantes.
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