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CONVERSACIONES CON MI GATO: Meditaciones, por David de Molay

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  Amén. Dicen que las leyes físicas y químicas son las que hacen mover la vida y a su vez el universo, pero, sin duda, detrás de toda la trastienda cósmica y todo el contexto de la propia existencia hay algo que, aunque parezca escondido en alguna dimensión para nosotros inalcanzable… ese misterioso algo está y obra prodigios, por eso: Cuando la luz del sol rompa la intimidad del alba y el cielo y la tierra se unan en el eterno idilio de la mañana, es que Dios está Ahí. Cuando el viento recorra con su libertad los cuatro puntos cardinales y mueva las nubes, las olas del mar y las hojas de los árboles, ese murmullo será la voz de Dios que está ahí. Cuando el mar conquiste con la complicidad de las olas, llevando en sus rizos armonías y esperanzas a la orilla de la playa, será la caricia de Dios que está ahí. Cuando la prontitud de la tarde se lleve al día por el horizonte por donde muere el día, y la noche deja al descubierto la gran obra de la belleza y misterio del firmamento con toda

Asuntos de los sueños: María, por Lily Roses

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Mi profesor de Sociología siempre decía: “No os engañéis, el roce no hace el cariño… hace rozaduras”. Es curioso, me consta que varias alumnas tuvieron rozaduras en sus rodillas tras varias sesiones intensas de tutorías privadas. Supongo que quien avisa no es traidor. La cuestión es que creo que estoy muy de acuerdo con él. Los sentimientos surgen… o no. Los sentimientos son involuntarios e incontrolables. Por más fuerza que uno haga, no va a crecer un amor donde no había predisposición.   Eso es así y la gente debería saberlo. Debería saberlo porque nos volvemos muy, pero que muy, muy, pesados. En serio.   Estoy en clase.  “Pip”.  Suena el móvil. Desvío mi mirada a la mesa entarimada.   “ Pero qué tío más pesado, joder”,  pienso sin dejar que en mi expresión se note nada. Hoy toca la guerra de los 100 años. Hasta la historia es más falsa a veces que los anuncios de las maquinillas de afeitar.   Dieciocho chavales, nada más y nada menos, llenan mi clase. Y no, no son chavales cualquier

Pensamientos: Sobre la humildad, por Ancrugon

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  “Intenta tragarte de vez en cuando tu orgullo, no engorda”. Fue uno de esos consejos que me dieron en mi juventud y que jamás he olvidado, pero lo más común que les sucede a las virtudes es que, si las posees, no te enteras, pues es condición ineludible de ellas el hecho no hacer alarde de poseerlas, ya que, si así fuera, todo sería falso y, por lo tanto, ellas mismas te evitarían. Así pues, la persona virtuosa es, por necesidad, ignorante de sus virtudes… Tal vez por ello los más sabios nunca dejan de buscar la sabiduría. Es la humildad virtud contraria a la imperfección de la soberbia que, cuando habita en la esencia de algún ser humano, hace de éste o ésta, sea hombre o mujer, herramienta impagable para el bien en los demás con el mayor silencio y sin esperar premio alguno por ello. La persona humilde es, en sí, de naturaleza modesta y con la voluntad presta en servir de ayuda a los demás. Pero no debe confundirse la humildad con la humillación, pues ser esclavo de alguien no es v